Álvaro es un amante del entrenamiento, de cuidarse, los viajes y la fotografía. Sus seguidores son personas amantes de los tatuajes y el fitness que es eso que lo apasiona y mantiene como eje en su vida.
Cuando se hizo su primer tatuaje se dio cuenta que quedaba mucho cuerpo por cubrir. Se vio como un lienzo en blanco al que solo le había dado la primera pincelada. Es desde entonces que no se detuvo hasta cubrir todos los huecos. Algunos creían que los utilizaba como recurso para ligar, pero no es cierto. Si bien es verdad que gracias a ellos chicas excepcionales se fijan en el que quizás en otro contexto no lo harían, si Alvaro iniciara una relación con una de ellas, todas las restantes sobrarían. No por estar interesado en los tatuajes cumple con el estereotipo de “chico malo”.
A su vez, por su propósito de mantener un cuerpo fitness, ha tenido que atravesar numerosas dificultades. Fue un duro proceso de transformación hasta llegar al objetivo que tenía planeado y precisó una estricta disciplina física y mental. Tuvo que aprender a renunciar a alimentos suculentos que se comen habitualmente pero que él tiene prohibidos. Alvaro comenta que es un trabajo diario de entrenamiento y esfuerzo físico que deja de ser duro cuando se está lo suficientemente motivado.
El fisicoculturismo y el tatuaje son procesos dolorosos que también definen la identidad. No es pintarse sin más o ejercitar sin ningún objetivo. Son experiencias corporales intensas y reales en un mundo cada vez más virtual. Si no doliese, si fuese fácil, no tendría mérito. Su dificultad le convierte en un objetivo valioso, en un deseo casi inalcanzable, que nunca se acaba de completar y que nos mantiene siempre en movimiento, en busca de más.
“A otras personas les define su ropa, su uniforme. A mí me define mi desnudez. Esa es mi identidad, es la forma de decirle al mundo quien soy sin necesidad de palabras” comenta. Si te interesa conocer más sobre Álvaro, podrás encontrarlo en Instagram como @alvarito_runner.