-Agus ¿Nos podrías contar un poco sobre tu historia con la imagen corporal y cómo te llevó a convertirte en entrenador personal?

Sí, obvio. Cuando era adolescente, empecé a entrenar porque no me gustaba mi cuerpo. En el fondo, yo sabía que quizás no era un “pibe feo”, pero lo que yo veía en mis espejos, era un chico con un cuerpo horrible. Solo los que pasamos por esto me van a entender, no se lo deseo a nadie es una completa mierda. A eso de los 17 años pisé por primera vez en mi vida un gimnasio. Entendí que necesitaba hacer un cambio, pero el tiempo pasaba y todavía me sentía insatisfecho. Tuve una etapa en la que pasé por una anorexia nerviosa, antes de cumplir 18, claro yo no tenía ni idea de que se trataba de eso cuando sucedió, después con el tiempo y con más información entendí que había atravesado mi primer trastorno de alimentación. La cuestión es que dejé de comer y a los 18 años llegué a pesar 60 kilos (no soy una persona de contextura muy grande, pero bueno mido 1,75). Después de eso, vino el rebote: atracón tras atracón y en cuestión de unos meses recuperé el peso y hasta tuve 10 kg más arriba de lo que solía estar. Estaba desmotivado y durante unos años dejé de entrenar por completo. Si bien me enfoqué en mis estudios y otras cosas más, hubo muchos altibajos, y me sentía mal todo el tiempo, aunque al afuera le sonreía y le mostraba una persona simpática, agradable y sociable (no te rías, la humildad nunca fue lo mío).

Era una sensación de dolor muy profundo que me lastimaba todos los días, decidí pasarlo en silencio, creo que hasta a mis novias de ese momento se los oculté también. Trataba de superar este problema de alguna manera. Hasta que me cansé de estar así, y entre tantas idas y vueltas, decidí hacer un cambio real. Empecé a aprender sobre nutrición, me convertí en entrenador personal y recién a los 26 años logré mejorar mi relación con mi cuerpo. La relación con la comida y el cuerpo van muy de la mano, y antes se creía que era una cuestión de los problemas de “ser adolescente”, bueno a la mierda con esa teoría completamente obsoleta.

-Tu historia es muy inspiradora, en serio. ¿Qué desafíos enfrentaste durante este tiempo y cómo los superaste?

-Gracias. Sí, como dije antes, fue un conjunto de muchas luchas silenciosas. Sentía que tenía que dejar de comer para mejorar mi cuerpo. Que al fin y al cabo, lo que importa es cómo te sientas al respecto, ¿no? Además de haber pasado por una lucha que fue más larga, el tema de los atracones (se llama trastorno por atracón) después descubrí que tenía un tipo de bulimia: no esa que te metés los dedos para inducir el vómito, la que masticás la comida, formás el bolo y lo escupís, lo conocías? Bueno ese es otro tipo de bulimia. Después de tantos golpes, aprendí que no es necesario llegar a esos extremos. Enfrenté muchos desafíos para llegar a donde estoy hoy, y por eso empecé a compartir mi contenido en las redes sociales, siempre sentí que tenía mucho para dar en ese sentido. Quiero ayudar a las personas a evitar que pasen por lo que yo pasé, que puedan sentirse mejor consigo mismas, es horrible mirarse al espejo y sentir que el llanto se apodera de vos. No se trata de «si yo puedo hacerlo, vos también hacerlo». Todos enfrentan sus propias luchas y lo importante es estar saludable y sentirse seguro de sí mismo. Nunca es demasiado tarde y nunca tenemos que subestimar a nadie. Pero sí que siempre comunico esto de: “yo pasé las mil y unas, te lo juro por dios que si hay alguien que te entiende soy yo”. Conecto re bien con la gente desde ese lado. Podés tener 200 mil títulos, pero tu experiencia personal y los malabares y estratagemas que tuviste que entretejer para superarte, día tras día, eso no te lo enseñan en ninguna universidad.

-¿Cómo ayudás a las personas a alcanzar sus objetivos en la búsqueda de este estilo de vida healthy al mismo tiempo que promovés una imagen y mentalidad corporal saludable?

-Creo que es esencial educar a las personas sobre nutrición y entrenamiento. No se trata de soluciones rápidas o dietas extremas. Lo que te arruina la cabeza, es que querés el resultado inmediato. Ahí es cuando te autosaboteás. Lo charlaba en terapia el otro día ¿qué curioso, no? El no vivir el hoy es tan común que parece que cuando lo proponés suena hasta trillado, pero es tan difícil aplicarlo…La gente vive todo el tiempo bombardeada con los problemas que la vida te muestra, el mal panorama del país, que la economía, que la crisis, que el destrato y desamor que hay entre las personas, que las infidelidades, que la falta de metas y proyectos, (y así podría seguir todo el día) que se pierde de vivir hoy, que al final es lo único real que tenemos. Entonces busca todo el tiempo la satisfacción inmediata que si no la ve en el plazo de 30 días, “chau, listo esto no funciona, no es para mí, voy a verme mal toda la vida”. Y la realidad de que no existe qué es lo que funciona (más allá de lo que diga la ciencia) sino qué es lo que te sirve a vos. Intentándolo al menos en un 1% cada día podés tener grandísimos resultados en perspectiva a largo plazo (si estoy full lector de hábitos atómicos, amo ese libro).

Por otro lado, si analizás cómo habla la gente te das cuenta de por qué está en la situación en la que está (“nunca voy a..”, “…yo no sirvo para esto…”, “yo tengo un cuerpo de mierda naturalmente…” “…esto no es para mí…”). ¿Creen que eso es casualidad? Estamos todo el tiempo dando al universo la orden de que nos mande para otro lado, y al final obvio que termina sucediendo, vivimos frustrados y sintiéndonos cada día peor. Hay que tener mucho cuidado con lo que decimos, y en primera instancia en lo que pensamos, porque después todo se empieza a dar tal cual lo estábamos imaginando.

Así que volviendo un poco, lo que yo hago en mis redes sociales es tratar de ayudar a las personas a desarrollar hábitos saludables que se puedan mantener a largo plazo. También enfatizo la importancia de no compararse con los demás y no creer todo lo que se ve en las redes. Hay que centrarse en nuestros propios progresos y no permitir que los factores externos nos afecten negativamente. En última instancia, se trata de sentirse seguros y satisfechos con nosotros mismos. Yo siempre digo, lo hacemos siempre por y para nosotros, los de afuera que sigan hablando estupideces, cuando critican en el fondo están criticándose a sí mismos. Cuanto peor hablen de uno, más hablan de cómo son ellos que de uno mismo. Lo digo muy seguro hoy en día, pero también me costó muchísimo terminar de asimilarlo.

Qué fuerte todo Agus, cuánta verdad. Y para terminar ¿Qué consejo le darías a alguien que está luchando con problemas con su imagen corporal?

Uf, tengo tanto para decirles pero lo voy a resumir en lo siguiente: en primera instancia les diría que es importante buscar ayuda y no sufrir en silencio. No le deseo a nadie por lo que yo pasé. Para colmo siempre fui demasiado orgulloso y autosuficiente: para mí pedirle ayuda a alguien era como perder mérito propio, una pelotudez bárbara. No hay que tener vergüenza en pedir ayuda, ya sea de un profesional o de amigos y familiares. Hay que entender que todos tenemos nuestro propio viaje único que es esta vida y es clave hacer foco en nuestro propio progreso, sin mirar tanto al costado y lo que hagan los demás.

Obvio que la salud mental es lo primero, siempre. Después el cuerpo va a terminar reflejando un poco esto también. El cuerpo para mi es sagrado, es tu templo, hay que quererlo y cuidarlo porque no va a haber otro (por lo menos en la conciencia en esta vida, el resto a ciencia cierta no lo sabemos). Si el cuerpo es importante, y lo voy a sostener a muerte esto. A mi me enseñaron que la vida es un viaje de ida, unas vacaciones en este mundo. Si hoy no podés ver esto y sentís que te das rechazo, tenés un SOS muy grande. No dejes nunca de ser tu prioridad, no te preocupes, pero sí ocupate. Es ahora.

Agus, de verdad, fue un placer estar acá con vos y muchísimas gracias por compartir su historia ¿Hay algo más que le gustaría agregar?

Ah, vos tenés ganas de llorar hoy (risas).  No, mucho más no. Gracias a ustedes por este espacio. Creo que ya lo dije todo. Una mente sana te va a dar un cuerpo sano. Esto es un esfuerzo diario y constante, pero la satisfacción que viene luego, no tiene precio. Cuando te mires al espejo y digas: “como me gusta esta nueva versión de mí mismo” quiere decir entonces que estás haciendo todo bien. El camino tiene piedras, pero hay que aprender a hacer los callos suficientes para que las más grandes no duelan tanto. Nunca hay que abandonarnos a nosotros mismos, y jamás, pero jamás, es demasiado tarde para hacer un cambio.Agustín Privitello, conocido como Agus Privi en sus redes sociales. Si querés lo podés encontrar en Instagram como @agusprivii.

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